Hora de comer

 

Nos ponemos en situación

Con la llegada de la primavera y gustando la fotografía, es fácil que algún día se escape uno para tirarse en el suelo y buscar flores o bichejos para hacerles un reportaje.

En eso andábamos un grupo de irreductibles anguleros un día de abril dentro de la Sierra de las Villas, buscando que llevarnos en la tarjeta. Aunque tengo que reconocer, que la idea principal era visitar los buitres en el pico de Navazalto. Al no salir la jugada bien, pasamos al plan B sobre la marcha. Ese día no estaban los buitres por mostrarse en todo su esplendor.

La Sierra de las Villas es una desconocida, la cual esconde muchos secretos que merecen la pena ser descubiertos. Gracias a ese anonimato, se puede disfrutar de la naturaleza con cierta tranquilidad, evitando las masificaciones en un entorno bien cuidado.

El plan B albergaba la idea de pararnos en los lugares donde hubiese flores, posiblemente alguna seta de primavera, incluso algún bichejo. Al final hubo para todos los gustos. Bichos, reptiles, flores, setas... Una salida que nos llevó casi todo el día en ella, de los más aprovechada, abarcó en recorrido desde el Área Recreativa de Gil-Cobo hasta la cascada de Chorrogil, próxima al embalse del Aguascebas. en distintas zonas fuimos parando, buscando y encontrando lo que queríamos llevarnos en la tarjeta.

Esta salida la hice hace unos años, posteriormente hemos vuelto a esta zona para "macrear" y nunca nos hemos vuelto con las manos vacías. Esta salida de la que hablo corresponde al año dos mil diecisiete, algo ha llovido. Fue casi de mis primeras visitas a esta sierra y me dejó gratamente impresionado.

De hecho, la semana pasada estuvimos por la zona en busca de orquídeas y nos trajimos una buena remesa de ellas. Como llevo un retraso en el revelado de casi un año, prefiero mostraros fotos que ya tengo reveladas, a enseñar una imagen que debe de guardar su reposo, la cual debo de catalogar para posteriormente preparar y revelar. Soy un maniático de los plazos, que le vamos a hacer.

Vamos con la foto

Para esta entrada he elegido una foto de un insecto sobre una flor llamada peonía lactiflora. Los motivos que me llevaron a hacer la foto fueron los potentes colores de esta planta y el rato largo que estuvo el insecto allí parado mientras merendaba.

Ante la posibilidad de que el insecto saliese volando, me incliné por hacer un "aquí te pillo aquí te afoto", con parámetros en manual y disparando en modo metralleta por si el leve viento y el fin de la merienda me jodían la foto. Tuve suerte de que ambas situaciones no llegaron a producirse y al final le hice más fotos que a un niño de comunión.

Al encontrarme con una escena con un habitante efímero, no tuve la paciencia de buscar una foto más creativa. Me incliné por hacer una foto descriptiva o documental del momento. Si el habitante no hubiese aparecido en escena, seguro que hubiese sacado el trípode, hubiera buscado un primer plano cercano al objetivo y metería de fondo algún color que aumentase el protagonismo de la flor.

No fue el caso. Opté por disparar en modo ráfaga con la cámara en la mano, utilizando para la exposición una medición de luz puntual, enfoque automático por visor en el punto central y configuré unos parámetros de apertura F2.8, obturación 1/160, iso400 a 90mm en distancia focal. Al calcular la exposición, hice derecheo sobre los amarillos y al no tener la luz tamizada, se nota en la cabeza de los pistilos la incidencia de la luz sobre ellos.

Vamos a ir recogiendo

Como ya digo, de ese día saqué un buen ramillete de fotografías. El campo en esta época da alegría, es necesario que salgamos a él para cargar las pilas y disfrutar de su tranquilidad.

Aprovechar la primavera para salir a fotografiar nuestros campos, y siempre, teniendo en cuenta de dejar todo tal cual nos lo hemos encontrado, no podemos ir a la naturaleza como Atila si queremos que esta nos dure y nos siga regalando rincones maravillosos.

La semana que viene más y mejor.

Tened todas y todos una buena semana.